Blog de la expedición del Grupo de Observadores Astronómicos de Tenerife
Eclipse Total de Sol
China - Julio '09

lunes, 27 de julio de 2009

Seguimos camino

Acabamos de cruzar el ecuador de nuestro viaje. Tras la experiencia del eclipse nos reincorporamos a la dinámica de traslados, visitas y contactos con otros lugares y gentes de este país. Dejamos atrás la megalópolis de Shanghai y visitamos una ciudad mas “normalita”, Hangzhou, de solo siete millones de almas pero enclavada a las orillas de un precioso lago y con una exuberancia vegetal que marca un claro contraste con su referente anterior.
Supongo que a los habitantes locales no les parecerán extraños los nombres que se le han puesto a sitios como “La colina que vino volando” pero desde luego hay traducciones que nos resultan impactantes, como el apellido “Nueve Ciruelas”, o el nombre “Campanita”, que en chino es “Glin Glin”, como suena. De Hangzhou pasamos a Guilin, la capital de paisaje chino, impresionante por su paisaje cárstico de preciosas y abruptas colinas entre las que discurre el río Lin describiendo meandros entre ellas y donde se adivinan las mas extravagantes figuras con un poco de imaginación
.


Por desgracia, o por suerte, según se mire, la lluvia nos acompaña desde el día del eclipse. Puede resultar un fastidio y de hecho nos ha impedido realizar alguna visita puntual, aunque caminar bajo ella por los parques ha sido una experiencia muy gratificante. Sin embargo, y aunque en la variedad esté el gusto, pasar de los calores sofocantes del principio a la humedad permanente de las lluvias deberíamos tener un término medio. Ahora estamos volando hacia Xian, esperemos que el tiempo se porte bien con nosotros un poquito al menos, que no estamos siendo tan malos, aunque causemos algo de revuelo por allí donde pasamos.
Iniciamos el descenso y hay que apagar el computador, Mañana mas... o pasado... quien sabe.

Juanjo Manzano

1 comentario:

  1. Muy interesantes los relatos del viaje. No dejen de mandarlos.
    Lo siento por lo del eclipse, pero bueno, eso los hace aun más especiales. Ni siquiera estando en el momento y posición correcta tiene uno la certeza de poder verlo. Otros, como mi padre, tienen la suerte de verlo sin ni siquiera proponérselo. El vio el de Tenerife de 1959 sin ni siquiera saber que iba a haber un eclipse. Todo se oscureció de repente, salió a la calle y allí estaba el agujero en el cielo.
    Muchos saludos a todos. Nos vemos a la vuelta!

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